Aburrimiento Profundo
La estructura y la economía de nuestra atención ha cambiado radicalmente debido al exceso de estímulos, información e impulsos. La percepción se vuelve fragmentada y dispersa.
La creciente carga de trabajo hace necesario adoptar enfoques específicos hacia el tiempo y la atención, esto afecta la estructura de la atención y la cognición.
La actitud que tomamos frente al tiempo y a nuestro entorno, conocido como “multi-tarea” no representa un progreso en nuestra evolución. Esta actitud representa un retroceso.
La multi-tarea es común entre los animales salvajes, es una técnica de atención indispensable para sobrevivir en la naturaleza.
Mientras un animal está ocupado comiendo debe de atender otras tareas, como mantener alejados a sus rivales de su presa.
En la naturaleza los animales están forzados a dividir su atención entre diversas actividades, es por esto que los animales son incapaces de una inmersión contemplativa.
Los animales no pueden concentrarse en la tarea que están realizando porque tienen que estar procesando eventos en sus alrededores.
Le debemos a la atención contemplativa todos los avances culturales de la humanidad. La cultura florece en un ambiente en que la atención profunda es posible.
Esta reflexión inmersiva está siendo reemplazada por una forma distinta de atención, la Hiperatención, que se caracteriza por un cambio precipitado de enfoque entre diferentes tareas, fuentes de información y procesos. La hiperatención tiene una baja tolerancia a la aburrición, no permite la inactividad profunda que beneficia el proceso creativo.
El dormir representa el punto máximo de la relajación corporal, el aburrimiento profundo es el pico de la relajación mental. El apresuramiento frenético no produce nada nuevo.
La vida contemplativa conecta la experiencia del ser en la cual lo que es hermoso y perfecto no cambian ni caducan, es un estado que se escapa de la intervención humana, es maravillarse por las formas en las que las cosas son, sin tener que ver con su practicidad o procesualidad.
Lo que es flotante, inconspicuo o efímero, se revela mediante una atención profunda y contemplativa.
En el estado contemplativo, damos un paso fuera de nosotros mismos y nos sumergimos en nuestros alrededores.